28 de marzo de 2024

RESUMEN | Entre el amor y el espanto - Nicolás Schuff

Entre el amor y el espanto

ENTRE EL AMOR Y EL ESPANTO En un juego donde el narrador y el autor se reflejan, donde la ficción y la realidad se van enlazando, estas Nuevas leyendas urbanas participan tanto del género fantástico como del romántico y, al mismo tiempo, están íntimamente vinculadas con el espacio de la ciudad.

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A continuación, mi humilde resumen: ENJOY!

Capítulo 1: San Telmo

Nicolas Schuff, el escritor y protagonista de la historia, se encuentra en Parque Lezama y recibe un llamado. Ve el número desconocido y piensa que puede ser Ana, entonces atiende, pero es Juan Monti de la Editorial Estrada, quien le pide una reunión para el día siguiente ya que necesita que escriba un libro para la colección Azulejos.

Nicolás piensa en que es una buena noticia y acepta. Últimamente, está desanimado y con poco trabajo, también tiene sueños muy vívidos que se le confunden con la realidad.   

Cuando corta la comunicación, tiene ganas de mandarle un mensaje a Ana para contarle, pero sabe que ella no le responde ninguno de sus llamados y él no sabe por qué.

Mientras observa el Parque, que se encuentra en el barrio de San Telmo, recibe un pelotazo en la cabeza. Hay tres chicos de diez u once años jugando a la pelota, que se ríen y le piden perdón. Nicolás les propone hacer un partido pero los niños dicen que se estaban yendo porque es primero del mes y señalando la iglesia rusa le pregunta si no escuchó hablar de Andrei. Nuestro protagonista le pregunta quién es, y el chico le explica que fue un niño que vino de Rusia con sus padres. Su papá trabajaba en la construcción de la iglesia, pero un día lo trajo a conocer el lugar y una viga cayó, lo golpeó en la cabeza y lo mató. Desde ese día dicen que el fantasma de Andrei vive en la cúpula y que todos los primeros días de cada mes provoca una desgracia.

Una vez en su casa, Nicolás es recibido por Mitchum, su gato. Riega las plantas e intenta llamar a Ana, que no contesta. Investiga en internet acerca de la iglesia rusa y revisa sus mails. Su amigo Gaznápiro, un niño escritor de 12 años, le ha escrito para saber cómo anda. 


Capítulo 2: Saavedra

Al día siguiente, Nicolás recibe un llamado de su amiga Mariela. Ella fue su compañera de la escuela primaria y secundaria. El gustaba de ella en ese momento pero ella se puso de novia con otro chico y terminaron siendo muy buenos amigos. Mariela siempre se preocupa mucho por él y lo llama seguido, aunque él suele no contestar porque no tiene nada para contar y porque le da pereza. La última vez que se vieron él la dejó plantada en una librería y le debía una explicación. Hablan brevemente y él queda en llamarla.

Se reúne con Juan Monti, editor de Estrada, quien le ofrece escribir un nuevo libro sobre leyendas urbanas. Monti sugiere que el libro incluya fotos y datos sobre los barrios de la ciudad para darle un enfoque más completo y atractivo. Nico acepta la propuesta y de la reunión, se dirige a un bar en Saavedra, su barrio de la infancia, donde reflexiona sobre el nuevo trabajo.

En el bar, Nico comienza a pensar en la lista de leyendas urbanas que podría incluir en su libro. Recuerda a Gaznápiro, un amigo que siempre ha querido escribir algo juntos. Considera que esta es una oportunidad perfecta para trabajar en colaboración y divertirse con el proyecto. y se queda sorprendido porque el día anterior hubo un accidente en Parque Lezama, donde una pareja fue aplastada por un colectivo al tratar de esquivar a un chico que cruzaba la calle, Nico recuerda una historia de Andrei.

Gauna, el hombre del bar, y él le termina contando una historia intrigante sobre una casa embrujada. Lerelata cómo su esposa, Elsa, trabajaba como limpiadora en una casa donde la hija de los dueños, Diana, afirmaba ver un fantasma. Una noche, Elsa decide quedarse con Diana para calmarla, y presencia la aparición del fantasma en la habitación de la niña. Después de esta experiencia, Elsa encuentra un diario oculto debajo del suelo del ropero de Diana, perteneciente a una niña llamada Azucena Rinaldi. Gauna explica que Elsa llevó el diario al cementerio y lo dejó junto a la tumba de Azucena. Después de esta acción, el fantasma nunca volvió a aparecer en la casa, lo que alivió a Elsa. Gauna concluye su historia y Nico queda intrigado y un poco perturbado por el relato. Agradece a Gauna por compartir la historia y reflexiona sobre el destino de los recuerdos y los fantasmas.  


Capítulo 3 Montserrat

Nicolás sale del bar y camina hacia Av Cabildo y piensa en cómo conoció a Ana en la librería "El otro cielo" de Montserrat, a dónde había ido gracias a la insistencia de su amiga Mariela, quien lo acompañó. Cuando vio a Ana en la librería, quedó cautivado por su belleza y decidió comprarle el libro que ella estaba mirando, "La invención de Morel" de Adolfo Bioy Casares, aunque ella ya se había ido.

Desesperado por encontrarla, corrió tras ella y logró alcanzarla. Tras caminar juntos unas cuadras, Ana se detuvo y lo enfrentó, preguntándole por qué la seguía. Nicolás le propuso tomar algo juntos para entender por qué la seguía. Ana aceptó  y entraron a un bar cercano, donde Nicolás la encontró aún más hermosa de cerca.

Nicolás insistió en regalarle el libro, pero Ana se mostraba reacia. Ambos charlaron sobre diversos temas, aunque él hablaba más de lo debido por los nervios. Ana le contó que vivía en el barrio de Parque Chas, y al ser cuestionada sobre si tiene novio, respondió en tono ambiguo. Antes de que el mozo del bar los interrumpiera para anunciar el cierre, intercambiaron números y acordaron verse pronto.

Nicolás regresó a la librería para buscar a Mariela, pero ella ya se había ido. Esa noche, él se había sentido feliz y enamorado, durmiendo por primera vez en semanas con una sonrisa en el rostro.

Nicolás se encuentra preocupado y confundido porque han pasado cinco días desde su encuentro con Ana, y ella no responde sus llamadas ni mensajes. Comienza a cuestionarse si ella se arrepintió, si le dio mal el número, si le robaron el celular o si tal vez tiene un novio del que no quiso hablar.

El entusiasmo inicial ahora se desvanecía, sintiéndose como si su alegría se convirtiera lentamente en desilusión. Reconoce que quizás está siendo demasiado impaciente, reflexionando sobre cómo la tecnología nos hace creer que estamos siempre conectados y nos impacientamos cuando no recibimos respuestas inmediatas.

Decide que lo mejor es tomar las cosas con calma y recordar que Ana es una chica de otra época, algo que le había atraído desde el principio..

En su camino de regreso en subte, decide cerrar los ojos y descansar un poco. En ese momento, se queda dormido y tiene un sueño donde camina de noche por un antiguo parque tomado de la mano de Ana. Siente su mano fría y húmeda, y en medio de la calidez del sueño, una ráfaga de viento frío los sorprende. Ana se asusta, pero él trata de calmarla, diciéndole que no tenga miedo porque está con ella.

Sin embargo, todo se vuelve oscuro cuando escuchan un motor acercándose rápidamente. En el último momento, antes de despertarse, ve el rostro del chofer del colectivo que se aproxima y descubre con horror que es su propio rostro. Grita y despierta en el vagón del subte, lleno de gente y con un niño mirándolo con curiosidad.


Capítulo 4: Puerto Madero

Nicolás llega a Plaza de Mayo después de tomar el subte y decide aprovechar el tiempo deambulando por Puerto Madero, el barrio más nuevo y lujoso de Buenos Aires. Recuerda cómo solía ir allí en bicicleta con Mariela cuando la zona estaba en construcción, corriendo carreras y sintiéndose como personajes de ficción en un escenario de película.

Sin embargo, nota cómo ha cambiado el barrio con los años. Ahora está lleno de oficinas, hoteles y restaurantes lujosos.Se siente incómodo al ver la contrastante realidad de gente revolviendo la basura mientras el barrio brilla con lujo y opulencia.

A pesar de todo, reconoce la belleza del lugar con el río y los silos restaurados que ahora son comercios o viviendas. Decide caminar por la rambla y tomar algunas fotos, aprovechando la extraña luz de la tarde que se refleja en el agua.

Sentado en un banco frente al río, intenta llamar nuevamente a Ana, pero el teléfono sigue sonando sin respuesta. 

Sumido en pensamientos sombríos, revisa las fotos que tomó y se sorprende al ver una figura borrosa y vagamente humana en una imagen del Puente de la Mujer. Este descubrimiento lo inquieta y decide acercarse al puente para investigar, pero no encuentra nada fuera de lo común, solo turistas y familias disfrutando del lugar.

Al final, se pregunta si todo esto es producto de su imaginación excitada por los acontecimientos de los últimos días. Nicolás se encuentra con un guardia de seguridad y le pregunta si ha visto algo extraño en el puente, mencionando la posibilidad de un fantasma. 

El guardia baja la voz y menciona que hay fantasmas reales en el puente. Afirma que los escucha quejarse, lloriquear y murmurar constantemente. 

El guardia sugiere que los fantasmas son personas que en vida estaban demasiado ocupadas con los negocios y se olvidaron de vivir. Ahora, en la muerte, no pueden abandonar este mundo pero tampoco volver a la vida, así que deambulan por el puente y las oficinas vacías.

Nicolás se queda con la incertidumbre sobre la existencia de los fantasmas y se pregunta si debería creer en estas historias o si el guardia simplemente está loco.

Nicolás regresa a casa reflexionando sobre la soledad en las grandes ciudades y su posible relación con la aparición de fantasmas. Al llegar a casa ordena las historias de Saavedra y Puerto Madero, pensando en utilizarlas para su futuro libro, y envía un correo electrónico a Gaznápiro ofreciéndole el trabajo, a lo que Gaznápiro responde rápidamente aceptando.

Después, llama a su abuela María para arreglar una visita y almuerzo al día siguiente. Antes de acostarse, recuerda una fiesta en séptimo grado donde Mariela y Darto, bailaron juntos y comenzaron a salir, lo que le generó cierta tristeza ya que él estaba enamorado de Mariela en ese momento.

En su sueño, Nicolás se encuentra en una casa donde siente que hay un animal con colmillos de hielo detrás de una de las puertas. Aunque está aterrorizado, se dirige hacia una luz que resulta ser una pantalla de cine, donde ve a personas ciegas con anteojos negros. Al darse cuenta de que todo es como una película, se despierta hablando solo en la cocina, con Michum observándolo curiosamente.


Capítulo 5: Villa Crespo

Nicolás visita a su abuela María, una mujer proveniente de la provincia de Entre Ríos, cuyos padres llegaron a Argentina huyendo de los pogromos en Ucrania y Lituania. Siempre que lo visitaba, lo recibía con comida, viéndolo demasiado flaco a su parecer. Esta vez, al abrirle la puerta, su abuela notó su aspecto y exclamó preocupada por su estado de salud.

Durante la comida, Nicolás le cuenta a su abuela sobre su nuevo trabajo y le pregunta si conocía la leyenda de Andrei. Ella dice que no pero le cuenta una experiencia propia bastante extraña de cuando estudiaba en Buenos Aires, una historia que quizás podría servirle para su libro.

La abuela María cuenta que cuando tenía diecisiete años y recién había llegado a la ciudad, se quedó en la casa de unos amigos de sus padres en la calle Jufré, en Villa Crespo. En ese entonces, el barrio era tranquilo, pero habían desaparecido un par de chicas jóvenes el año anterior, alimentando una especie de leyenda sobre un espíritu maligno.

Una noche, cuando María se disponía a acostarse, golpearon la puerta. Al abrir, se encontró con una niña de diez u once años con ojos grandes y tristes. La niña afirmó estar perdida, hambrienta y cansada. María la hizo entrar, le ofreció leche tibia con pan y manteca con azúcar, y le propuso ir a la comisaría al día siguiente. Sin embargo, la niña le pidió dormir un poco antes. María la dejó dormir en un sillón, pero al despertarse al día siguiente, la niña había desaparecido. Preocupada, María fue a la comisaría para informar lo ocurrido, pero no tenían denuncias de desapariciones recientes. Decidió entonces ir a un asilo para niñas huérfanas en la calle Arévalo, donde la recibió una mujer amable Al mostrarle la foto de la niña, la mujer del asilo la reconoció como Simona, una niña que había estado en el asilo el año anterior y que había fallecido después de solo dos noches debido a una grave desnutrición. María quedó inquieta pero intentó olvidar el asunto, convenciéndose de que se había equivocado.

Sin embargo, una semana después, volvió a golpear su puerta la misma niña, Simona, que le dijo que tenía hambre y sueño. Aterrada, María le dio leche y pan con manteca, y Simona volvió a dormirse sin probar nada. Esta vez, María no se atrevió a quedarse cerca y se retiró a su cuarto.Cuando amaneció, salió del cuarto y la niña ya no estaba, pero había dejado una nota en la mesa:

'GRASIAS POR EL PAN Y LA LECHE. AHORA TENGO QUE IRME A BUSCAR A OTRAS CHICAS QUE NO ME DEJARONENTRAR A SUS CASAS, PARA LLEBÁRMELAS AL INFIERNO'.

Este mensaje aterrorizó a María, quien lo quemó de inmediato, pues le daba escalofríos.

Después de la inquietante historia, Nicolás revisa su teléfono y ve un mensaje de Mariela, que le dice que si no la llama, ella tendrá que ir a buscarlo. Agradece a su abuela quien le da un sobrecito con dinero.

Diez minutos más tarde, se toma un colectivo hacia Parque Chas, porque recuerda que Ana había mencionado que allí vivía. 


Capítulo 6: Parque Chas

Parque Chas es un barrio que tiene una estructura peculiar con calles circulares y manzanas que forman triángulos y otras formas irregulares. Es fácil perderse en este laberinto urbano donde pocas personas se ven en las calles, especialmente durante la siesta o por la noche.

Desciende del colectivo sin un plan específico y camina sin rumbo fijo. Observa las casas alrededor e intenta imaginar dónde vive Ana. Ve a un chico que pasa en bicicleta arrastrando a otro chico en un skate, y poco después, el chico de la bicicleta regresa solo.

Nicolás se acerca al chico de la bicicleta y le pregunta por su amigo, el chico del skate, al que describe como "medio gordito" y con rulos. El chico de la bicicleta, un poco confundido, le responde que el chico del skate, llamado "el gordo Tito", ha estado enfermo en casa con gripe durante aproximadamente una semana. Decide seguir al chico de la bicicleta, pensando que tal vez conozca a Ana al ser del barrio. Sin embargo, al doblar una esquina tras él, se encuentra con una calle vacía. Se detiene en un kiosco donde le pregunta al viejito kiosquero si conoce a Ana, pero le dice que no. En ese momento, aparece el chico gordito con la patineta bajo el brazo, pidiendo un helado al kiosquero, a pesar de que no hay helados y es invierno. El protagonista, recordando que el chico estaba enfermo, le pregunta sobre su gripe, a lo que el chico lo mira confundido y se va en la patineta.

El kiosquero, notando la extrañeza del protagonista, le comenta que en Parque Chas ocurren cosas extrañas, refiriéndose a los "rulos del tiempo". Le explica que a veces personas de otras épocas aparecen en el barrio, como el chico con apariencia de los años 80 que se acaba de ir. 

El protagonista, incrédulo, escucha al kiosquero contar cómo atendió a un niño que pedía chicles de una marca que ya no existe, recordando que él mismo fue ese niño y decidió no comprarle más al viejo kiosquero mentiroso, que resulta ser él mismo en el futuro. Esto confunde aún más a Nicolás, q decide salir del barrio antes de que anochezca, aunque le cuesta un poco encontrar la salida.

El protagonista recuerda que Ana le había mencionado su apellido, Altriau, y decide buscarla en la guía telefónica.

Revisa su correo y encuentra un mensaje de Gaznápiro con leyendas recopiladas, como "El Trenecito de la Alegría", donde los niños que suben nunca vuelven los mismos, "Monstruosas Figuritas" de una librería en Flores con figuras de monstruos que parecen reales, y "El Pantufla" de Villa Devoto, donde un chico contagia su olor a pata. Esta última leyenda le parece un chiste de Gaznápiro, ya que su amigo tiene un olor peculiar en sus pies.

Por último, debido al dolor de cabeza, decide descansar un poco y, aunque las historias de fantasmas rondan su mente, poco a poco se queda dormido.


Capítulo 7: Barracas

Nicolás encuentra que uno de los Altriau que había en la guía se llama Jorge y tiene un domicilio en Barracas, cerca de su casa. Al amanecer, el protagonista se dirige hacia allí. En Barracas, un barrio que en el siglo XIX fue de quintas y luego se transformó en galpones y conventillos, encuentra dos casas con el mismo número, una al lado de la otra, lo cual le parece extraño.

Toca el timbre de una de las casas y una mujer de pelo gris y ojos grises lo recibe. La mujer, con ojotas y pies hinchados, lo estudia en silencio antes de permitirle entrar. La sala está oscura, iluminada solo por la pantalla de un televisor sin volumen, y el ambiente es pesado y con olores extraños. Antes de hablar con la mujer, el protagonista se siente mal y pide permiso para ir al baño.

En el baño, mientras se moja la cara y se mira al espejo, ve una cara pálida y ensangrentada que no reconoce como la suya. Siente una herida abierta en el cuero cabelludo y escucha un ruido. Al abrir la cortina de la bañera, ve a una niña de rulos con la cara sucia y chupada, sosteniendo una pequeña cámara de fotos digital con imágenes de monstruos y seres abominables.

Sobresaltado, intenta correr pero sus piernas no responden. Tropieza y cae, aferrándose a la cortina de baño. Siente una lengua húmeda y viscosa en su cara y al abrir los ojos ve a Michum, su gato, lamiéndolo. Se da cuenta de que está en su cama, en su casa. 

Se siente aliviado de ver a su gato y se abraza a él, preguntándose si su sueño fue tan real, si las historias de fantasmas lo están perturbando o si está volviéndose loco. Las manos le tiemblan y tiene la espalda sudada como si hubiera corrido una maratón.

El protagonista, después de una noche de sueños inquietantes, decide bajar a la calle para despejar sus pensamientos. En medio de la lluvia, visita la librería donde conoció a Ana, pero el vendedor le dice que lo recuerda a él pero no a ella.

Siguiendo sus pasos anteriores, llega al bar donde estuvo con Ana y un mozo que lo reconoce le da “La invención de Morel” y le dice que se lo olvidó la última vez. Nicolás le pregunta por Ana y el mozo le dice que esa vez estuvo sentado solo, hablando por horas. Sintiendo que le falta el aire, sale del lugar. En la vereda de enfrente y bajo un balcón está Ana mirándolo. Él se acerca y ella permanece en silencio mientras él le pregunta por qué no respondió sus llamadas. Finalmente, Ana dice que lo suyo no puede ser y comienza a caminar hacia la esquina. En ese momento, Nicolás se da cuenta de que el agua no la mojaba. Él la sigue, pero cuando dobla la esquina, Ana desaparece y el protagonista busca vestigios de ella en la lluviosa calle. En ese momento, aparece su amiga Mariela, quien le pregunta si está bien y le cuenta que fue a su casa pero no lo encontró.

Empapados por la lluvia, Mariela lo lleva bajo un balcón para resguardarse y le pregunta qué le sucede. Él le confiesa que está confundido. Mariela, con su sonrisa reconfortante, le dice que se alegra de verlo y bromea sobre cómo él es un personaje, ya sea de película, libro, historia de amor o de terror.

Después de un rato de silencio contemplativo bajo la lluvia, el protagonista le muestra el libro mojado que olvidó en el bar, "La invención de Morel", y se lo regala a Mariela. Ella, con entusiasmo, acepta el regalo y bromea sobre el libro mojado.

Deciden caminar bajo la tormenta, tomados del brazo para no resbalarse. En cada esquina, él siente la esperanza (o el temor) de ver a Ana, pero ella no aparece. Nicolás reflexiona que es poco probable que vuelva a ver a Ana, mientras camina con Mariela bajo la lluvia.


Epílogo

Han pasado algunas semanas desde la misteriosa desaparición de Ana, y el protagonista ha estado reflexionando sobre lo ocurrido. Se pregunta si acaso él inventó a Ana, si fue un producto de su imaginación o un sueño. Se cuestiona sobre los fantasmas que parecen habitar la ciudad, y si estos espectros son creaciones de la ciudad misma o de nosotros mismos. Reflexiona sobre cómo a veces pasamos junto a personas sin siquiera conocer sus nombres, como su vecino de años en el mismo piso.

Después de días de incertidumbre, recibe un nuevo correo electrónico de Gaznápiro que le ofrece una extraña pista en forma de otra leyenda urbana llamada "La novia". La leyenda cuenta la historia de una mujer hermosa que buscaba constantemente al hombre perfecto para casarse y tener hijos, pero siempre encontraba algún defecto en sus pretendientes. A pesar de tener varios novios enamorados, ella murió soltera y se dice que su espíritu sigue vagando por los barrios del centro en busca de pareja, y que continuará así por toda la eternidad.

Después de reflexionar sobre la posibilidad de que Ana sea el fantasma de la leyenda "La novia", el protagonista se sumerge en preguntas sin respuestas definitivas. ¿Realmente se había enamorado de un espectro? Las incertidumbres persisten, pero poco a poco se abre a un nuevo sentimiento que crece en su corazón hacia Mariela.

Ahora pasa mucho tiempo con ella, compartiendo risas, salidas y momentos especiales. Se da cuenta de que el sentimiento por ella va más allá de la amistad, es un amor que había olvidado pero que ahora revive con fuerza. Planifican un viaje juntos a la costa, una escapada que se siente como un nuevo comienzo.

Mientras avanza con su libro, considera el título propuesto por Gaznápiro: "El amor y el espanto". A él y a Mariela les parece adecuado. Michum, el gato, muestra signos de celos ante la presencia de ella en la casa, pero poco a poco se va acostumbrando y hasta ella lo mima y lo consiente.

El protagonista anticipa que, como siempre, su querido gato terminará saliéndose con la suya. Ahora, con Mariela a su lado y un nuevo proyecto literario en marcha, parece que el futuro se presenta lleno de posibilidades y emociones renovadas.







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